La farsa electoral (I)


De nuevo empieza el show, y se abre lentamente el telón, de cuando en cuando, saltarán al tablón los nuevos payasos, autoproclamándose candidatos, y nuevos partidos de garaje, con nuevas siglas en referencia al dictador. Rompimientos y fusiones, para aparentar debate, cuando lo único que está en debate, es quien será el nuevo dictador. El final de la farsa circense ya es conocido por todos, el unísono de partidos proclamando al candidato único, Uribe 3 (parece ser). Y una izquierda electoral marginada del show por el poder mediático. Y abajo, donde los más, lo realmente importante, la lucha de los pueblos por una nueva y mejor Colombia.

No se pierda el cubrimiento de la gran farsa-show, aquí, en el blog del Kolektivo SuR.

Kolektivo SuR
Resistir es existir.
Boicot a la farsa electoral.


Espejito, espejito
Por: ANTONIO GARCÍA ÁNGEL

El ministro Andrés Felipe Arias se levanta después de un sueño intranquilo en el que Piedad Córdoba y Cecilia López trataban de violarlo en un aparatoso ménage à trois. La camiseta talla XS con la que duerme, cuyo estampado reza "No al despeje", está empapada de sudor. Su esposa le pregunta: "¿Otra pesadilla?". Él asiente. "¿La de que Carlos Gaviria queda presidente?". "No", dice Andrés Felipe, "esta fue peor, pero no tengo ganas de hablar de eso".

Andrés Felipe se calza sus Bubble Gummers, hace unos estiramientos y se monta en su triciclo estático para hacer algo de spinning y mantenerse en forma como se lo ha enseñado su jefe. Luego se ducha y se enjabona con furia, tratando de quitarse los vestigios de aquella pesadilla. Una ducha larga como las que se da cuando viene de reunirse con campesinos pobres y malolientes; labor incómoda que no puede esquivar ni delegar, pues quién quita que por ahí haya una cámara de televisión para atestiguar su compromiso social. ¡Ay!, si las plazas de mercado fueran tan aseadas como los supermercados, si estos tipos no trajeran ese desagradable olor a monte… Lástima que no sean tan decentes y aseados como sus amigos palmicultores. Pero, en fin, llegará el momento en que su jefe lo mueva de ese puesto y le dé uno más glamuroso, más acorde con sus capacidades políticas.

Él, por ejemplo, sería un excelente Ministro del Interior. No se quedaría dormido como Holguín Sardi ni tendría la pinta de marrano viejo que caracteriza a Valencia Cossio. Él pondría su imberbe y pulcra presencia al servicio de este gobierno redentor, saldría a gritarle con su voz de barítono a cualquiera que quisiera obstaculizar el proceso de refundación de la patria que adelantan las inmaculadas huestes de la Casa de Nari. Ya lo demostró cuando el Presidente dijo que nadie lo defendía y él salió como un perro guardián, un rabioso pincher, un chihuahua inmarcesible, a capotear el temporal. No le ha temblado la mano para enfrentarse a guerrilleros vestidos de civil, terroristas y asesinos como Robledo, Petro, Carlos Gaviria o Piedad. Él sabe que su talla de estadista lo conducirá a destinos más elevados que las opacas obligaciones de un ministro de Agricultura y Desarrollo Rural, sobre todo cuando mamertos de toda laya se atraviesan a decisiones tan justas como la entrega de Carimagua a empresarios productivos. Ahora, por culpa del insulso debate que promovió Cecilia López, en el predio trabajan improductivas e incómodas familias de desplazados.

El hilo de las últimas reflexiones se ha tensado hasta producirle una jaqueca. Andrés Felipe, su cuerpo entero envuelto en una toalla de manos, va a la gaveta del baño, saca sus gotas homeopáticas pediátricas y se despacha un par, a la manera de su héroe, jefe y mentor. Se peina de lado las greñas suavizadas con BabySoft y sale al cuarto, se sube en el taburete que le sirve para sacar su ropa del clóset, escoge un vestido entero y una corbata. Se viste y va hacia su espejo mágico, que le devuelve una imagen de niño a punto de hacer la primera comunión. Andrés Felipe se aclara la garganta, pone cara de presidenciable y ensaya un par de frases en tono exaltado: "¡Farsante de los derechos humanos!", "¡Le voy a dar en la cara, marica!", "¡Dejen el gustico!", "¡La Far!….¡La Far!". Luego pregunta con voz melosa "Espejito, espejito, dime ¿quién es el más parecido a Álvaro Uribe?". El espejo le responde "Germán Vargas Lleras". Andrés Felipe se descompone: "¡No puede ser!, ¡pero ese ya ni siquiera es de la coalición!". "No importa", le dice el espejo, "él es lo suficientemente rabioso e intolerante". "Pero… pero, ¡a mí me dicen Uribito!". "Te pareces a Álvaro Uribe cuando tenía doce años", le dice el espejo mágico. "Pero eso indica que soy el segundo que más se parece a Álvaro Uribe", se consuela el Ministro. "Siento decepcionarte", sentencia el espejo, "después sigue Juan Manuel Santos". Andrés Felipe se ahoga en llanto. Su esposa lo llama para que venga a desayunar su acostumbrado Alpinito. Andrés Felipe se seca las lágrimas, recompone su imagen, se arregla la corbata y dice, mirando al espejo por última vez y frunciendo el ceño, "¡Ya voy!".

el Bloque intelectual!

ALGUIEN QUE LE APRIETE EL TORNILLO O EL GATILLO.


Es evidente la ya larga enfermedad mental que aqueja al Presidente de la república Álvaro Uribe Vélez. Una esquizofrenia crónica ha permanecido en su sistema nervioso, esquizofrenia que no sería un peligro real para la salud pública de los colombianos y latinoamericanos de no ser porque se encuentra en el organismo de un ser que presenta unas dolencias aun mayores de odio visceral, mal de conciencia y podredumbre de corazón y espíritu, que ahora se manifiestan en su invención de un "bloque intelectual de las FARC".

Este paciente ha venido dando muestras de recaídas cada vez mayores. Ahora, pretende sumir en el oscurantismo de su sistema psiquico a la intelectualidad colombiana, la enfermedad uribista consiste también en no permitir que la sociedad civil se manifieste. Preciera que la terapia del yoga no fue suficiente para alejarse de todos sus temores y limpiar sus pecados. Pero son entendibles sus recaídas, debido a que se mueve en un contexto que no le es favorable y las presiones de estrés son cada vez mayores. Una profunda crisis económica mundial, un desprestigio internacional basado en la evidente falta de legitimidad de su gobierno criminal y violador de los derechos humanos, unos sueños mojados que no pudieron cumplirse pues las esperanzas y las flores siguen retoñando pese a que pretendieron ser enterradas en fosas comunes, un sucesor uribito que todavía no es lo suficientemente perverso como él. Esas presiones son muy fuertes e insoportables para alguien que no ama la vida, lo cual ha hecho que en los últimos días salga a señalar, a acusar y a colocarle una lápida en la espalda de aquellos que si aman la vida. En la lista aparecen los defensores de Derechos humanos, los intelectuales y académicos que construyen senderos más humanos en esta patria deshumanizada y los periodistas que muestran la verdad y el rostro amable pero sufrido de la Otra Colombia. Todos los que creemos que los derechos humanos deben ser garantía de dignidad, de vida y transformación y que la otra Colombia debe ser visibilizada ante nosotros mismos y ante la historia, debemos respaldar y unirnos a aquellas personas que trabajan de una manera valiente y digna por la búsqueda de la verdad y la defensa de la vida. Es deber de todos planificar la manera más acertada de apretarle el tornillo no solo a Álvaro Uribe Vélez sino a todo lo que su gobierno representa, para lograr salir de esta esquizofrenia colectiva y ponerle fin a este terrorífico performance llamado “seguridad democrática”. De seguro a pesar de él mañana ha de ser otro día.

POR EL DERECHO A LA LIBRE EXPRESIÓN!
NO MÀS CORTINAS DE HUMO
SOCIALISMO AUTÒCTONO, DEMOCRACIA RADIKAL, ACCIÒN DIREKTA

KOLEKTIVO SUR

La ReVoLuCióN eS uNa FieStA